Lamentablemente, mi amor llego muy tarde, ya no podía
salvarte de las garras de la soledad, donde tantas veces
pensaste que tenías una familia que se limitaba a
hablarte por cortesía y creían que tu derecho y tu deber
era barrer y cocinar.
Lamentablemente y aunque no quiera, a veces veo el
futuro, ya no estarás encarcelada, pero no podremos
darnos un último abrazo, una charla con té y pan,
un descanso en esa cama ensortijada,
un feliz cumpleaños, un te quiero en navidad.
Lamentablemente, no somos nada, no me puedo refugiar
en tus brazos cada vez que tengo miedo, y si te llamo,
cuelgo porque no quiero que escuches mis sollozos
y sepas que también sufro donde todos creían
que estaría mejor.
Lamentablemente ya no hay tiempo.
De nada serviría ahora quererte, como una hija a su madre,
de nada serviría gastar
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