La historia se repetía. Ambas mujeres estaban encerradas en un abismo, intercomunicadas físicamente pero en sus mentes se podían encontrar. Ahí hallaban un refugio de sueños martirizados e inalcanzables. “La mujer de verdad: una mujer sin moral que controle su vida y la lleve por el camino equivocado, pero feliz.”- pensaban mientras se reían y veían tanta mujer temerosa siguiendo la vida que la sociedad le imponía.
En sus ojos, todo el mundo podía ver el peso de la traición y el desamor, del abandono que muchas veces se había vuelto su aliado. Ambas mujeres, tan distintas, sabían que una raíz las unía y a la vez las separaba. “El límite entre la vida y la muerte”- pensaba una mientras la otra moría y revivía en ella, en la mujer que sufre por dentro pero lo calla. Solo calla por ser mujer y porque ser mujer esta mal.
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